Dependencia

Estoy aterrado. Fuera de mi espacio en el que está resuelta la magia de internet todo me es adverso. En este hotel no hay wi-fi y la única alternativa es el cibercafé pero ahí no puedo sentarme tranquilamente a escribir; no me conocen las sillas ni las máquinas ni el aire, no me conoce la luz ni la gente alrededor, cómo me abstraigo, cómo pesco el hilo de mi monólogo interior. Y luego está la dificultad de que yo escribo en Mac y allí todos los sistemas son PC; claro que es una traducción elemental, pero es elemental para los chamacos, yo me abismo.

El Guadalquivir me mira muerto de la risa. Si supieras, me dice, en las que otros se han visto para salir de aquí, entrar a ese mar Atlántico que allí estás viendo, donde tantas barquitas se menean con las olas, y coger la ruta de las Indias Occidentales, o terminar la del Mediterráneo para fenicios, griegos y cartagineses; dar la vuelta al estrecho de Gibraltar y atreverse a llegar hasta esta arteria caliente que bien te llevaría a Sevilla en una barquita de plata si te embarcaras; y tú sufriendo por una conexión a internet.

Así que pongo el poema de hoy que es nada más un ejercicio de escorzo, una mirada oblicua, una aproximación tangencial al objeto, y me dispongo a emprender la procelosa aventura del café internet.

TOCO TU PIERNA

Me agacho sin pensar en devoción ni en nada,
con el impulso repentino de acariciar tu pierna.
Acaricio tu pierna
y el mundo cambia sus intereses y sus puntos de vista;
es decir, yo, que soy el mundo,
cambio lo que me imaginaba que iba a hacer
y comienzo una adoración que no tenía contemplada.
Yo sólo iba a acariciar tu pierna;
una pierna de muchacha que está aquí parada, junto a mí.
Una pierna que bien puede ser tocada,
y más emotivamente, acariciada por mí, me queda cerca,
aunque esté literalmente adentro de un pantalón de mezclilla,
gracias a que has aceptado ser por mí cortejada y propicias
la cercanía con ambas piernas que ahora, ya que estoy inclinado,
son imperativas y deseables tanto como el escorzo
que desde aquí te hace novedad en un golpe de deseo.
Ya que estoy recorriendo el contorno de tu pierna
que adentro del pantalón vibra como un baile en suspenso
me sorprendo alabando tus piernas que te marcan
como una persona con su propia estructura
sin que ni pensamiento ni deseo hayan intervenido todavía.
Tu pierna réplica de la otra debiera estar expuesta
y no sujeta al secreto de una ropa estrujante,
debiera de estar suelta para que todo el que como yo quiera acariciarla
pueda, en principio, disfrutar tamaña adoración
que de manera repentina surge
cuando alguien como yo se agacha
con el impulso repentino de acariciar tu bella, tu hermosa pierna.

[audio:http://www.alejandroaura.net/vozpoemas/SeEstaTanBienAqui/L2007AAura19tocotupierna.mp3]
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