Aprendí a contestar

Pues no, no se manifestaron ni Punta Arenas, ni Beijing ni Australia, como los conjuré, pero en cambio apareció uno nuevo en China, además de Beijing, y oh sorpresa, se encendieron puntitos en Indonesia, en Filipinas, en Grecia, en Croacia, en Cerdeña, en Milán, en Suecia, en Cochabamba, en Colombia y en Lima, a cambio de los de Punta Arenas y Australia, que desaparecieron. Por lo que mi teoría de los monitores (que ya me dijo Alfredo que no se llaman monitores sino Bots) parece desdibujarse, a menos que se trate de una conjura mundial en mi contra y muevan los detectores (Bots) de un país a otro, pero ¿por qué había de ser? Quizás porque di la receta del jugo de carne, que es algo que guardan tan celosamente algunos chefs, o tal vez porque vi de cerca los flamencos en Doñana con sus plumas rosa encendido y supe y dije que es a causa de esos crustáceos rojos que se comen, o a lo mejor por haber revelado el mecanismo secreto de los sueños y la posibilidad de llegar a través de ellos a la creación, o perjaps por lo de Bush y Osama… No, no me suena. ¿Y si fueran lectores naturales que se enteraron de que existe este blog y están tan gratamente sorprendidos que no les importa vivir tan lejos? ¿Y si los mismos que me leen tienen amigos en tan remotos confines y les han dicho: ándale, léelo, está curioso? Vaya, Hamlet, dejemos también esta duda a que se resuelva con el devenir de los acontecimientos que son la carne con que se alimenta la bestia de la incertidumbre y pasemos a lo siguiente.

Ya me dijo mi maestro Alfredo Rodríguez Brondo que se puede contestar los comentarios de los lectores y cómo hacerlo y está bien fácil, de modo que a partir de ayer ya contesto a lo que me digan; perdón por lo burro que he sido. Era tan fácil. He dejado con la palabra en la boca a Elvira, a Gominoz, a Javier, a Pepe, a María, a Ama de Casa, a Heriberto y a no sé cuántos más, pero de ahora en adelante me hago el firme propósito de responder aunque sea con un acuse de recibo. Sólo estoy tamañito de que quien me lee en China me escriba en chino y quien en croata lo haga en su idioma, pero luego me sereno, pienso que si me leen en español es porque seguramente saben castilla. Pero no importa, escríbanme en el idioma que quieran, a todas respondo, ¡faltaba más!

A veces, entre una nota periodística y un poema sólo hay la distancia mínima de la voluntad: dejarlo noticia o hacerlo dato permanente. Una vez más el horror de la pobreza, de todas las pobrezas, se impone a los acontecimientos, la anécdota pierde valor como anécdota y los hechos puros cambian su signo común para volverse la novedad constante del dolor por los demás y por nosotros mismos.

RELATO DE UN NÁUFRAGO

Se quedaban quietos. Morían. Y los echábamos al mar.
Con este tenue lenguaje reseña El País algo que pasa entre África y España:
los marroquíes y quienes usan a Marruecos como puente
necesitan venir a trabajar acá;
no es que quieran, nadie quiere irse a trabajar a otra parte en donde no están sus gentes
ni sus fiestas, ni sus recuerdos, ni sus soportes espirituales
sino que tienen que venir porque esto que está lejos es lo que está más cerca y hay trabajo,
y los contratan porque quien los contrata se beneficia; así.
Pero en la travesía se acaba el agua, se pierde el rumbo, se equivoca el astrolabio
porque huele a los guardias marinos que están tratando de evitar que lleguen
y se pierden, se quedan a la deriva, se salen del rumbo y empiezan a morirse.
Primero se incomodan, se agitan, se desesperan, pero acaban por quedarse quietos
y una vez quietos se depositan en ellos todos los pies y las manos y los pechos,
las bocas, los recuerdos, las fiestas, los momentos de gloria, las catástrofes,
las listas de gobernantes, los nombres de los ricos y de los pobres, las pieles de los animales libres,
los pájaros, los cielos, las extensiones de África,
y entonces se mueren. Así son.
Y quienes vienen con ellos, que tienen la misma suerte, los echan al mar.

[audio:http://www.alejandroaura.net/vozpoemas/SeEstaTanBienAqui/L2007AAura37relatodeunnaufrago.mp3]
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