Presentación cumplida

Pues, amigos, el acto se cumplió con creces; la expectativa no desmereció y muy contentos nos fuimos al Bocaito de la calle Libertad a comer pescaditos fritos. Hubo mucha gente y cada uno de los poetas tuvimos nuestro momento de gloria, aunque la mayor correspondió, como debía ser, a Gamoneda, quien cerró el acto con una improvisación profunda y la lectura de algunas versiones suyas de poemas del turco Nazim Hikmet. Para mí, el mejor momento fue cuando Julio Trujillo, que dijo cosas muy gratas de mi trabajo, extendió un rollo de papel que había estado jugueteando entre las manos y dejó ver en una banda larga como de un metro la dirección electrónica de este blog. Me encantó el gesto porque rompió el acostumbrado protocolo solemne de las presentaciones de poetas e inauguró un tono contante y sonante, no exento de buen humor, que a mi juicio es el más apropiado para la poesía. O sea que muy bien quedó Calamus, la editorial, con haber hecho el gesto de juntar poetas españoles y mexicanos y presentar la colección en Madrid. Y a otra cosa, mariposa.

Vinieron muchos amigos, entre ellos Javier Espada y Concha, su mujer, y quedamos al calor de los vinos posteriores, en hacer una presentación próximamente, durante unas jornadas dedicadas a México, en el Centro Buñuel de Calanda. Habrá que llevar tequila y mezcal. Yo encantado de ir a leer mis poemas allí y a todas partes. Tenemos pendiente la presentación en Málaga con Alfredo Rodríguez Brondo y estoy voluptuosamente dispuesto a escuchar propuestas de personas e instituciones que estén interesadas en organizar lecturas y presentaciones de este buen lector que sabe hacer que la divulgación de su poesía sea amena y vital y huye de los tonos mortuorios y las solemnidades que por lo general entenebrecen la poesía. Sé que estoy descaradamente haciéndome publicidad, pero más vale ahora que estoy vivo y contento de hacerlo que me aprovechen y no luego digan ¡hostia!, cómo no se nos ocurrió invitarlo cuando se podía.

Porque la verdad es que lo que más disfruto en la vida es la lectura en voz alta de mis poemas; ante otros, se entiende, porque leérselos en voz alta a la pared no me divierte. Como soy actor tengo soltura y recursos y así como lo gozo procuro que lo paladeen quienes me escuchan. Ya estamos apalabrados para octubre en Oaxaca, en Colima y en Sinaloa pero queda todo el resto del mundo y todo lo demás del año, a partir de la semana que entra. Un libro nuevo es un buen pretexto para presentarse ante el público. Acudamos.

Y me parece que lo saludable es comenzar mañana con la aparición bajo esta marquesina de los poemas del libro Júbilo y dejarnos de dilaciones innecesarias. Preparaos, mortales.

Otra cosa: le acabo de pedir permiso a Julio Trujillo para publicar aquí lo que dijo de mi libro, así que al ratito lo pongo. Estén pendientes.

Ya está:

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