Reino de tinieblas

Dos chicos van por la calle Huertas tomados de la mano. Bien tomados mano con mano. No son muy altos ni notorios ni especialmente atléticos, aunque se adivinan algunos cuidados de gimnasio. Son más bien roperitos. Ambos visten camisetas oscuras y el pelo excesivamente corto, como se lleva en estos días. Quizás no me fijé lo suficiente pero uno al menos acusaría una temprana calva. Cruzamos en sentidos inversos y tampoco es cosa de detenerse en medio de tanta gente que pasa y ponerse a revisar su aspecto y lo que les concierna para luego venir con el chisme al blog. Anoche había en el barrio de Chueca una fiesta grande de celebración gay, pero yo sólo salí, acompañado por Fernando, a caminar un poquito por mis alrededores. Hace dos años que en España se pueden casar las parejas del mismo sexo y con ello resolver un montón de problemas que los acosaban, por siglos. El primero, la persecución; ahora es legal, y la justicia defiende su derecho a vivir y a dormir y a bañarse con quien le dé a uno la gana; faltaba más. Pero los más importantes son sin duda los solidarios y los patrimoniales.

En España, como en México, está permitido y hay cada vez más apertura de criterio para ver este modo de ser de las personas. Pero ayer también, mientras ocurría la fiesta en Chueca y esa pareja que les digo iba por Huertas cogida de la mano, los gemelos Kaczynzky, presidente y primer ministro de Polonia, (que en el fondo no son tan diferentes de los dos chicos que iban ayer por Huertas) introducían a la fuerza en las negociaciones de lo que queda del intento de constitución europea una cláusula aplicable en su país que norma la educación moral y prohíbe, por ejemplo, que un profesor homosexual se haga notar como tal ante sus alumnos, y lo peor, le niega el derecho a buscar defensa en los tribunales europeos cuando lo acusen de violar la moral pública (por ir cogidos de la mano, por ejemplo). Claro que estas negociaciones están en eso: en estiras y aflojes, y falta que ver qué decisión toma Bruselas, que es la voz de todos los europeos unidos.

Los polacos la tienen difícil por el camino que van. Este verano las mujeres no podrán exhibir los pechos en las playas a riesgo de ser multadas; el gobierno ha estado acosando a los ciudadanos para que declaren bajo juramento si colaboraron con el anterior régimen comunista; la campaña homofóbica quisiera traspasar las fronteras nacionales e instituirse en toda Europa, nomás que los demás no se dejan. Y lo peor, han comenzado con reivindicaciones nacionalistas que van muy mal con la convivencia pacífica y piden que a los campos de exterminio nazi en Polonia les pongan explícitamente que eran alemanes, no polacos. Pero, claro, dar papas no sale tan barato; haber sido la tierra de origen del exitoso papa Wojtyla tiene que dejar su secuela de atraso, conservadurismo y oscuridad; los que están contra la libertad y la alegría encuentran muchos apoyos para intentar jalar al mundo al reino de las tinieblas.

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