LOS HABITANTES DE LA PECERA
Una piedra tallada
es el torso del pez tornasolado
que insiste en su pecera
en ignorar a Pessoa.
Pasea de un lado a otro,
me mira sin interrogaciones,
avanza irregular como una bailarina
y su cola es fácil de comparar
con las galaxias.
Está lleno de destellos y ocurrencias.
No sé qué hace allí sumergido
en ese mar distinto en la pecera.
Fuera de veras danza su vida
y no pincelada al agua.
¿Qué idea tendrá de sí mismo el pez?
¿Será feliz, inocente, alegre?
Sin embargo
domina su espacio con soltura tal
que parece estar vivo,
lo mismo que nosotros.