Sin categoría

Un ser mítico

UN SER MÍTICO

Ya me veo encarnado en un ser mítico cuya gracia fuera ser un ojo ingente, pavoroso, que abarcara de sobra todo lo posible y estuviera entrenado para modificar relaciones: el efecto de la clorofila, azul; el cielo, verde; el mar, morado; las montañas, no más grandes que un señor; la tierra, plana. Y tal vez ni aun así encontraría la calma que contiene el reposado amor que sacuden de las sábanas por la mañana los viejos matrimonios. Tal vez ni aun así. Pero dejemos esto a un lado y volvamos al ojo gigantesco que surge de pronto en el horizonte y lo va mirando todo. ¡Qué estupendo calibre el que cobra así la materia! ¡Qué manera de amar de aquello que llamábamos Dios!  Ya todo es posible porque todo es visto, lo más grande y lo más pequeño, lo izquierdo y lo derecho, lo adentro y lo afuera. Y el ojo así de grande y de capaz lo único que no ve es otro ojo, otro tanto semejante a sí, un ojo hembra que rompiera la línea que separa al hombre de su sueño. Pero dejemos esto a un lado y aceptemos que todo es porque sí, porque me veo ya encarnado en un ser mítico cuya gracia fuera…

Categoría: Sin categoría
Entradas creadas 980

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba