NO ES COSA DE DISIMULAR
Las cosas andan mal en el país; los hartos no se sacian,
quieren ser más fuertes
que los hartos de otras partes.
Pero los signos que aparecen ya escalofrían
a las sencillas almas del pueblo.
Todas las almas del pueblo son sencillas
menos las de los hijos de puta qie tienen el dinero.
El aire empieza a tener
ese olor seco a violencia
que despiden las mesas poco abastecidas.
Aquí nadie es visionario, conste,
el olor se respira.
Los testaferros de los poderosos
ya dan la cara bravera
en los periódicos, en los discursos,
en su televisión
y el pueblo está como siempre casi solo.
Los comerciantes esconden los productos
pero tiran las bolsas repletas de basura,
señal de que sus hijos han comido bien.
Nos va a pasar algo
porque todo esto anda mal.
Está empezando a hacer miedo
entre nosotros.