La fiesta

Estoy con que la fiesta y la fiesta y me doy cuenta de que no tengo idea de qué tipo de fiesta es la que me estoy imaginando. Antes era muy fácil: tenías algo que celebrar y lo más socorrido era convocar a la familia y los amigos, preparar algunas delicias culinarias, tener abundantes bebidas para que el tiempo pueda romper sus preceptos lineales  y comience a dar vueltas en torno a sí mismo, y listo. Música, adornos, limpieza general de la casa. Pero ahora, y sobre todo con un pretexto como este, ¿qué clase de fiesta se puede hacer? Porque no se puede pensar en una pachanga física en la que nos juntemos en persona. Unos en Sri Lanka, otros en Antofagasta, aquellos en Idaho y estos otros en el Coto de Doñana, no vamos a poder bailar pegadito. Hay que idear otra manera de celebrar. Una parranda global, universal, terráquea o cósmica, si se puede, porque , ¿qué nos garantiza que habitantes de otros mundos interestelares no estén recibiendo esta bitácora por internet? Si la señal está ahí lo único que se necesita es voluntad para bajarla. Y en plan de celebrar no es cosa de ponerse a discutir si existen o no existen.

Veo dos cosas en principio: la más improbable es que organismos internacionales se interesen y establezcan algún protocolo que comprometa a las naciones que acepten firmarlo. Sugerirle a don Ban Ki-moon que lo proponga en un pleno y esperar la discusión en los congresos particulares que deban aprobarlo, los de países fuertes que arrastren la voluntad de los demás, aunque eso sería para festejar otro aniversario, no este primero y no voy a ser tan ingenuo para pensar que lo harían por este blog en particular sino pensando en la utilidad que el género puede prestar a la divulgación de las buenas intenciones de convivencia entre los individuos de todos los países del mundo. Y además, para que lo tomaran en cuenta allí tendría que escribirlo en inglés. Así que me parece que esta línea de especulación queda cancelada.

Y la otra sería, aunque su logística presenta serios problemas, que comenzáramos a hacer crecer un runrún en todas partes acerca de un nuevo pretexto generalizado para festejar en el mundo –tiene el inconveniente de que no es algo relacionado con religiones, como la Navidad o el Carnaval, ni es comercial- y por este mismo medio, que es tan amplio y versátil, convocáramos a todo el que quiera a aportar ideas de cómo hacerlo. Una que se me ocurre: por medio de unas lanchas rápidas y con el auxilio de especialistas de todo tipo, podríamos hacer una escritura de varios kilómetros de tamaño sobre el océano Atlántico –días despejados y tranquilos, por supuesto- en la que con letras no contaminantes y efímeras -no tanto que no las puedan captar los satélites y mandarlas a las televisoras del mundo- escribamos algo como, “Felicidades, blog, te queremos. ¡Viva tu 1er. Aniversario!” Quizás Greenpeace aceptara prestar colaboración técnica, aunque me temo que también sería para el año que entra porque este ya se nos fue en estar cultivando moho.

Se me ocurren otras alternativas pero ya las iré proponiendo. Ayúdenme a pensar porque ya se nos viene encima la fecha y no vamos a saber qué hacer el mero día.

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