MANCUERNA
No quiero precipitarme, ni estoy dispuesta a decidir bajo presión. Pienso que las cosas tienen que durar, que usarlas apresuradamente es necio. No digo en lo largo del tiempo sino en lo carnoso del instante. Son ellos los que quieren apurar el gusto antes de conocerlo, sólo por lo que imaginan. Ellos dos, que, entre sí, aunque muy amistosamente, han estado compitiendo por tenerme. Cada uno, a su modo, trata de serme más deseable. A mí me da risa. Yo no deseo a ninguno de los dos, ni menos cuando los veo con qué alboroto, al revolotear en torno a mí en las fiestas, cruzan chispas sus ojos cuando se miran.