ESCOZOR
Tengo un ligero ardor en la vulva y para averiguar de dónde proviene he usado un espejito de mano que suelo guardar en mi bolso y que he tenido que limpiar con vaho y un pañuelo de algodón muy delgado y suave que me regaló Mathew cierta vez que quedó muy mal conmigo porque se le pasaron las copas. Estaba tontísimo. Quería que nos desnudáramos en una terraza que no tenía ninguna intimidad, y que bailáramos así. Claro que me negué, y él, en su borrachera, creyó que terminábamos nuestra relación de manera violenta. Al otro día, sin embargo, arrepentido, me obsequió este pañuelo que tanto quiero y que ahora uso, pensando en él, para limpiar el espejo y poder ver qué cosa es lo que me irrita.