LIBRE
Afortunadamente nadie puede saber lo que vivo desnuda, ni siquiera Slatti que comparte conmigo algunas veces la intimidad y es tan atento. Casi diría que ni yo misma sé lo que vivo desnuda porque nunca tengo oportunidad de formularlo, lo vivo y ya y no lo pienso, no está entre las cosas que debo compartir, si acaso me deslumbran a veces algunas imágenes de mí misma extendiendo la mano desde mi cuerpo hasta el cuerpo todavía ilusorio y ajeno de alguien que se ha puesto, al azar, en el blanco de mis deseos. Lo imagino desnudo, claro. Entonces me ciego y siento con la piel que qué suerte tengo de no saber a ciencia cierta lo que va a ocurrir.
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