3
Pero así y todo pongámonos a levantar calumnias,
altas y modernas calumnias
en las que el techo de la razón se afiance;
que muy desnuda la puta poderosa sea nombrada;
hagámonos caso;
que alguien crea que la ciudad y la razón son una misma cosa
para que todos los demás, encanallados,
tengamos fiesta y júbilo
y encendida ya la enorme hoguera
nos lancemos a ella como brujas descaradas;
que aparezca el último nombre que debimos darnos
brillando en la piel de la ciudad,
ya que el miedo es tan torpe y nuestro corazón tan torpe.