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Me he puesto mi traje nuevo y he limpiado mis zapatos;
en el claro día relucen mis cabellos limpios
y el viento suave que danza por los corredores de las calles
da a mis manos un dibujo perfecto;
siento que la gente que pasa me mira con agrado,
huelo a fresca lavanda
y doy los pasos al ritmo que el corazón me marca:
soy un muchacho que puede amar.