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Hay que empezar por olvidar algunas piernas;
de esa manera se pierde el fundamento
y el alma titubeante
tiene que lanzarse a buscar nuevas sorpresas.
Cualquier par de piernas es bueno para el caso
pero en aras de la pureza del asunto
hay que procurar que estén desnudas.
La utilidad del ejercicio
estará en relación directa
con la belleza de las extremidades elegidas.
No olvidar que son para olvidarse.