7
Nuestra crueldad
no tenía límites;
sacrificábamos
a la doncella
y al mancebo
para que con su natural inquieto
no removieran
nuestras viejas armonías.
Quizá fue en esto
en lo único
en que encontramos
escueta y redonda
la verdad.
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7
Nuestra crueldad
no tenía límites;
sacrificábamos
a la doncella
y al mancebo
para que con su natural inquieto
no removieran
nuestras viejas armonías.
Quizá fue en esto
en lo único
en que encontramos
escueta y redonda
la verdad.
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