Pasa de las dos de la tarde. Sólo en casos excepcionales me he demorado tanto en esta página. Hoy no crean que me levanté tarde, lo que pasa es que me desperté con una sensación de enfermo que me abismó y con una necesidad imperiosa de volver a dormirme, así que desayuné y me regresé a la cama. Lo siento muchísimo, pero ya que me volví a levantar no encuentro el hilo interior que me permita coser mi alma con las cosas del día, porque está pendiente que detuvieron al número uno de ETA y de eso habría mucho que decir, que en Valencia van a dar la materia de educación para la ciudadanía en inglés, que Rajoy ya dijo que lo acompañará en su fórmula política Alberto Ruiz Gallardón, para ira del ala más conservadora del PP que ha estado atacando con virulencia. Y hay montones de otras noticias sabrosas que darían pie, aparte de la invención y la memoria, no para una sino para varias páginas del blog. Solo que hay días en los que nada adquiere la relevancia que necesita para volverse el asunto, el tema principal. Porque no es eso lo importante sino el alma que los cierne y el polvillo que dejan en el plato. Y así estoy desde hace horas, cogiendo cada asunto con los dedos, levantándolo del papel y viéndolo por todos lados a ver qué relieves tiene, que formas le saco, y ninguno alcanza a mover mis venas. De modo que no me queda más remedio que disculparme con ustedes y pasar a otra cosa. Ya mañana será otro día.
Día sin huella
