Sigue la saga de Colón

No me cabe en la cabeza que lo estemos viendo y nos quedemos todos callados y esperando a que lo ejecuten, como si toda la experiencia histórica no sirviera para nada. Cinco países están discutiendo entre ellos cómo se reparten más de un millón de kilómetros cuadrados del Ártico para explotar sus recursos naturales. Estados Unidos, Rusia, Noruega, Dinamarca y Canadá se sienten con derecho para decirles a los otros doscientos países del mundo y a los seis mil millones de habitantes de la tierra, que ellos, por sus pistolas, van a ocupar ese territorio y si hay alguien que se los quiera disputar que lo diga ahora o que calle para siempre. De nada sirvió la nefasta experiencia de la colonización europea de los demás continentes durante los siglos pasados, los millones de muertos y las devastaciones ecológicas sólo fueron pelillos a la mar; la destrucción de culturas milenarias, la transformación de hábitos y formas de convivencia con el entorno de infinitos pueblos fue nada a cambio de la riqueza transportada a Europa y repartida tan miserablemente que los llevó a dos guerras casi de exterminio el siglo pasado y nos sigue teniendo con la espada de Damocles de la fuerza atómica destructiva pendiente de las cabezas de toda la humanidad.

Unos cuatro millones de personas, entre ellos más de veinte grupos indígenas pasarán a ser súbditos de cualquiera de esos cinco países; si no están de acuerdo, se les elimina. La cuarta parte de la reserva de hidrocarburos del mundo está bajo el suelo del Ártico y con el deshielo se están abriendo rutas de navegación que acortan muchísimas distancias, sin contar con la cantidad de agua dulce más todo lo que salga a la superficie cuando se derrita el hielo, de modo que el botín no es poca cosa. Canadá, Dinamarca y Noruega están en la batalla alegando derechos limítrofes, de otra suerte ya sabemos cuáles dos solos se lo estarían peleando; el año pasado vimos el espectáculo como del Siglo XV de los rusos plantando su bandera en el fondo del lecho marino para proclamarse dueños del territorio hasta donde irradie el poder de su bandera, como hizo Colón (que le dio nombre al hecho) al desembarcar en Veracruz. No hay una ONU que llame a la sensatez porque está dominada por los intereses económicos de los más poderosos, las ONGs están subsidiadas por los mismos países fuertes para justificar sus arbitrariedades y tener dentro de casa quién los critique y poder ignorar las críticas externas, así que, hermanos míos, señoras y señores, niños y grandes, me temo que vamos a ser testigos de cómo se reparten esto que no le pertenece a nadie mas que a la tierra y que si alguien debiera beneficiarse de ello son los seres que viven en el planeta, humanos, vegetales, animales y minerales.

Y ahora viene el utopista bobo: qué tal que hubiera una empresa verdaderamente multinacional representada por todos los países de la tierra que explotara y administrara los bienes producidos y los repartiera de acuerdo con las necesidades de los pueblos, empezando por los más pobres, para que dejen de depender de las limosnas que les da la ONU en ayudas alimentarias, que coman bien y se doten de instituciones de salud y educativas que los saquen verdaderamente de la miseria, una especie de Plan Marshal universal para crear una gran clase media consumidora que reproduzca a lo bestia las riquezas de los ricos. -¿Sí? ¿Y quién lo va a gestionar, mi buen? ¿Satanás?

Entradas creadas 980

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba