No tiene tanto vigor ni tanta imaginación; es consciente de que está empezando tardísimo su tarea, pero piensa, siguiendo esa cómoda corriente de que el mal de muchos disuelve en partículas insignificantes la culpa personal, que al cabo hoy nadie va a abrir temprano esta página para buscar las verdades eternas con que suele adornarse […]
SIGUE LA OBRA
10 Oh, querida luz, querida y lenta y reluciente luz que por aquellos vidrios te metías y encandilabas mis espaldas y mis hombros y me ardías entre las piernas; querida luz, ¿qué gentes desnudas ahora te filtran?