La mala repartición

Las cosas están mal repartidas. Esta es una de las tuercas flojas de la armonía, ya se sabe. De un lado abunda y de otro falta; del lado que abunda se desperdicia y donde falta se dan puñaladas por tener un poco, y eso parece que no tiene remedio, así está diseñado el mundo. Ya no digamos donde hay agua y donde falta el agua, como señalar Tabasco y Sonora en el territorio mexicano. O entre personas; no sabemos si Abel tenía muy buena voz y era entonado y eso fue lo que hizo que su hermano Caín se enchilara por la injusticia y decidiera eliminarlo. Vemos que hay tierra que produce abundantes y copiosos frutos y otra donde crece con trabajo la planta y apenas madura cuando ya está buscando de nuevo confundirse con el polvo habiendo dado apenas lo suficiente para su reproducción precaria. Supongo que ese debe ser uno de los acicates naturales de la creación, una de las turbinas que mueven el mundo. La carencia y la abundancia. Ayer declaró no sé qué prócer de la economía en México que la fortuna de Slim (a quien no olvide Dios en su hora) no proviene de Telmex, que eso apenas representa el 20 % de lo que tiene; lo que no nos cuenta es que a partir de la privatización ventajosa con que se hizo de la empresa estatal de teléfonos, (cuyo servicio es de los más caros del mundo) comenzó a especular en todos los terrenos de las finanzas y a comprar empresas y acciones en México y en otros países hasta hacerse el señor más rico del mundo. Claro ejemplo del que tiene algo (talento financiero) y estuvo donde debía estar en el momento oportuno.

Pero era otra cosa la que me impulsaba a tocar el tema: resulta que aquí, donde tanta industrialización hay y todo se consigue a tan buen precio y con tanta facilidad, hay una carencia total de gente que haga cosas sencillas. Los oficios han desaparecido y en su lugar se han erigido caciques que controlan su territorio y explotan la necesidad sin miramientos. Lo que en México se llama un milusos, aquí se llama un manitas. Aquel que lo mismo sirve para pintar una pared o una puerta que para cambiar un vidrio, para destapar una coladera o para cambiar la resistencia a una plancha o la goma a una olla de presión, que lo mismo repara los desperfectos que dejó un accidente en un muro, que sube y baja un candil para cambiarle las luces y limpiarle los cristales, o sabe dónde conseguir la máquina para inflar los globos para la fiesta de los niños y cómo reparar la chapa que se quedó con media llave rota adentro; una de esas personas indispensables para que una casa funcione como relojito. Pues aquí no hay. Acá viene el fontanero y te hace un presupuesto que incluye el costo de esta primera visita, y si el problema está relacionado con asuntos de electricidad entonces hay que llamar al electricista para que haga su parte, cuando no al albañil para que cierre los boquetes indispensables para meter el tubo de reparación.

Un magnífico negocio sería traer de México una flotilla de milusos y poner una agencia de reparaciones en general, Agencia de Manitas, S.L., lo malo es que enseguida querrían cobrar como cobran los oficiantes españoles y tendrían que pagar los impuestos que aquí se pagan y querrían que sus hijos fueran a la universidad y aprendieran una carrera para quitarlos de esta dura vida del trabajo.

Entradas creadas 980

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba