Ábrete sésamo. 1er Canto.

Habría que sacar el caldero de cómo empezó todo.
Un agua hirviendo, una cebolla, un diente de ajo.
Yo estaba vestido con un traje muy elegante,
Acababa  de comprar un saco de cuadrícula minúscula
En colores café y lo llevaba con un pantalón azul marino
De lana fría; era un verano como ahora pero yo tenía que trabajar.
Venía la jefa y había que seguir una agenda muy apretada
Y de apariencia útil.

Ya llevaba días sintiéndome desvencijado.
Parece que no eran días propicios para un caldo caliente.
Hasta los zapatos olían a nuevo y llevaba un pañuelo blanco
Bien planchado y doblado en el bolsillo adecuado;
Deberían omitirlo del diseño de los sacos porque ya nadie lo usa
Excepto los viejitos que tenemos la manía. Lo mismo sirve
Para limpiarse el sudor de la frente que para quedar bien con una dama.
Y para nada también puede servir.

El caso es que me empezó a dar una como risa en la axila derecha,
Como que me hiciera cosquillas muy desde adentro
Una manita vaciladora, aunque pronto acabó volviéndose molesto;
Entre el calor y la agitación quedaba mal la sensación de cosquilleo
Que venía muy mal acompañada –ahora hace tres años justamente,
Días como éste en los que baja el calor como cobertura sonora de campana-
Nada más que dormía yo bien y descansaba;
estaba rete bien acompañado.
Y ya teníamos planeada la boda para unos días después,
En cuanto acabara la visita. Mi olla, de todas maneras, estaba en el fuego,
A mí la sopa me va lo mismo en verano que en invierno.

Junto con lo de la axila un dolor en la espalda
Empezó a volverse lo que controlaba el ánimo del día; coño.
No estaba para esas. Si hubiera sabido lo que era, corro
Al médico, pero parecía otra cosa, parecía
Que con dejarlo orear disminuiría; o sepa dios; era
Bien raro. Lo de la olla no lo dejo en paz
Porque de veras que los caldos me ayudan a reponerme,
Y necesitaba algo que parecía descanso y apoyo doméstico;

Entonces ni soñaba con tener un blog
Y tener que escribir todos los días. Iba derechito al cáncer
Pero ni la palabra se me subía a los labios,
A quién se le iba a ocurrir. Anda uno en otra cosa,
Por diosito santo.

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