Sigue el 1er canto.

Luego llené de manteca el cazo de cobre de las carnitas.
Agujas, panceta, magro, costilla, cara, cortezas, carrillada,
Y no todo se compra en la carnicería, hay que ir a la casquería.
En el mercado Antón Martín hay dos. Por lo menos hay dos de todo,
Es lo bueno, y aunque fuera a la carrera podía yo hacerme cargo.

El charcutero muy extrañado: tendrá casa de pensionados –me dijo,
Cómo que diez kilos de manteca.
Porque mientras, se estaba preparando todo en Aranjuez.
Milagros con su traje blanco de pantalones, muy elegante,
Lo llenaba muy bien con sus piernitas torneadas; hasta
Podíamos caminar por esas calles planas y bien trazadas.
¡Bonito Aranjuez para casarse un julio!

Pero no se me quitaba la tontería de la espalda. Ya sé,
Nos vamos a México y nos metemos en San José Purúa
A las pozas térmicas; adonde se iba Buñuel a preparar sus guiones,
Y cómo no aprobé ahora que dormía para agarrar a Dios
Y dejar todo arreglado, porque despierto no existe Dios
Que valga ni que sirva para nada, pero hace ratito
Lo tenía yo agarrado de la cola para lo que quisiera:
Modifícame la lista de preferencia de los pecados, órale,
pon este primero
Y este después; y este quítalo porque ya no me gusta.
Qué lástima caer de nuevo en la razón, tan bueno que estaba.

Picamos el cilantro y la cebolla y todo fue pura ortodoxia,
Las tortillas calientes y el servicio cabal, con su salsa verde o roja.
Ya el calor no se aguantaba porque era cuatro de julio.
Los de acá estuvieron todos, ni enlistarlos.
Y vino el avión por nosotros y nos fuimos.
María mandó mariachis a la fiesta de tornabodas
Varios amigos estuvieron cantando pero yo ya no
Podía beber a gusto, me dolía la espalda y me faltaba vigor.

Entonces me mandó Beltrán a la tienda de radiografías,
Tenía blanco el espacio del lado derecho, lo que debía ser negro,
También Luis Molina dijo que estaba para que lo viera el neumólogo,
Lo encontraron horrible pero en lugar de decir
me dieron una puñalada por la espalda para vaciármelo,
Así ya pude respirar, pero Beltrán me mandó al PET.

Dijeron los positrones que lo que tenía era cáncer,
Nada más que todavía no se llamó así sino adenocarcinoma.
Quién se iba a atrever a decir la maldita palabra.

¡Tómala, barbón!, ¡cómete la palabreja! ¡a ver a quién le gusta!

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