Cantos rodados, 5

Los días se me desmadejan, como bolas de estopa;
Se revuelve el hilo sin que nadie sepa ya si tiene puntas
O es todo un continuo filamento que anda escondiendo
Su principio y su final en un desbarajuste de intenciones.
Ya no sé ni en qué creo ni en qué dejo de creer.

Mudo de hábitos y horarios con cada cambio de medicamentos;
Me renuevo por completo a cada rato, como si quedara plazo
Suficiente para experimentar hazañas de salud que se me ofrecen
En bandejas de plata o en tacitas mamonas de cristal cortado;
Tomar una que al hígado compensa mientras remonta en crudo
El líquido interés de los riñones, por decir lo menos acerca
De vejigas y aparatos, y verme inaugurar a cada paso
Versiones nuevas de mi vieja persona descompuesta.

Ah, qué días. Quién se iba a imaginar que estar enfermo
Era tanto sofisma divertido y tantas rebatingas de farmacia,
Cuando debiera ser asunto de traje y de corbata, uno debiera
Presentarse en su sociedad particular con las mejores galas
Para anunciar, señoras y señores, tuvimos un percance de operación
Pero ya estamos en camino para encontrar la solución perfecta,
No se apuren, en unos periquetes encontramos la trama
Y retomamos las trazas de la historia tal como iba, y ya,
Como si nada. Ya los médicos están en eso y nadie tiene dudas,
Hay un antecedente y lo que sigue estaba ya previsto y diseñado,
Y aquí lo presentamos para todos ustedes: el genoma humano.

Pero estoy aquí más bien revuelto y confundido, como el hombre
De los libros de caballerías que perdió la senda y se metió en sí mismo.

El problema es ahora lo que sigue.
Como ya está cantada la palabra
Ya bajarse del cáncer no se puede;
Aquí estamos ya puestos y ni modo;
El adenocarcinoma se devora un pulmón
Sin miramientos y produce –y aquí es donde confunde-
Dolores de distintas calidades y sustancias
desembonadas entre sí, causando estragos
De tan amplia cuantía, y con
Tal desastre en mis costumbres
Que me encuentro morado de vergüenza sin saber
Ni dormir ni despertar, ni estar sereno o exaltado,
Sin saber ya si es hambre, si es deseo,
O si es nada más la rueda de fortuna
De la que uno se baja buscando un poco de aire
Que meterle a la sangre
Porque ya el respirar se dificulta.

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