¿Dónde está el perol en que nací,
las ollas de la muerte en que nací,
o el alfarero, dónde?
Yo principiante y partidario
y autor y díscolo y espejo
e íntimo oficiante de mi vida
encuentro feliz que no descubro
sino los ojos de otros hombres,
otras certeras misas en sus pechos.
Ábraseme pues la puerta de la entrada.
Tómenseme pues el pulso, el miedo,
el nombre y la mirada.
Ya que primero bailador, primero
guardador de flores, primero
gran canción de gran entrega
y luego las preguntas y sus partes
para quedar con ellas discutiendo.