Todos los días sucede
que un hombre despierta en la mañana.
Pero la historia es lo de menos
porque sabemos
que en todas partes el amor sucede
y suceden el odio y la paciencia,
más visibles apenas que las flores
pero igualmente alentados por la lluvia.
Todos los días los ojos de alguien
se cruzan con el cuerpo del rayo
y se agigantan.
Una mañana se levanta triste:
este puñal es mío.
Y sucede que todas las campanas
se ponen a tocar, furiosas, a su puerta.