VARIOS DESNUDOS
(9)
DESNUDO
CON FLAUTISTA
En el cuarto blanco
la modelo desnuda
dobla una rodilla
y ve hacia abajo.
La punta de su pie
se posa suavemente en el tapete.
Redondos y brillantes
son sus cálidos senos
como tazas de miel;
entre ellos las manos se recogen
y marcan el principio
de la pendiente curva de su vientre
que desemboca en la
oscura flor.
Ah, muchacha deliciosa,
salte de esta tela,
salte de la historia antigua
y ven con nosotros
a los ojos verdaderos.
En el fondo,
en túnica blanca
y recargado en la pared,
un flautista
llena el aire
con el suave color
de su siringa.
La mala repartición
Las cosas están mal repartidas. Esta es una de las tuercas flojas de la armonía, ya se sabe. De un lado abunda y de otro falta; del lado que abunda se desperdicia y donde falta se dan puñaladas por tener un poco, y eso parece que no tiene remedio, así está diseñado el mundo. Ya no digamos donde hay agua y donde falta el agua, como señalar Tabasco y Sonora en el territorio mexicano. O entre personas; no sabemos si Abel tenía muy buena voz y era entonado y eso fue lo que hizo que su hermano Caín se enchilara por la injusticia y decidiera eliminarlo. Vemos que hay tierra que produce abundantes y copiosos frutos y otra donde crece con trabajo la planta y apenas madura cuando ya está buscando de nuevo confundirse con el polvo habiendo dado apenas lo suficiente para su reproducción precaria. Supongo que ese debe ser uno de los acicates naturales de la creación, una de las turbinas que mueven el mundo. La carencia y la abundancia. Ayer declaró no sé qué prócer de la economía en México que la fortuna de Slim (a quien no olvide Dios en su hora) no proviene de Telmex, que eso apenas representa el 20 % de lo que tiene; lo que no nos cuenta es que a partir de la privatización ventajosa con que se hizo de la empresa estatal de teléfonos, (cuyo servicio es de los más caros del mundo) comenzó a especular en todos los terrenos de las finanzas y a comprar empresas y acciones en México y en otros países hasta hacerse el señor más rico del mundo. Claro ejemplo del que tiene algo (talento financiero) y estuvo donde debía estar en el momento oportuno.
Pero era otra cosa la que me impulsaba a tocar el tema: resulta que aquí, donde tanta industrialización hay y todo se consigue a tan buen precio y con tanta facilidad, hay una carencia total de gente que haga cosas sencillas. Los oficios han desaparecido y en su lugar se han erigido caciques que controlan su territorio y explotan la necesidad sin miramientos. Lo que en México se llama un milusos, aquí se llama un manitas. Aquel que lo mismo sirve para pintar una pared o una puerta que para cambiar un vidrio, para destapar una coladera o para cambiar la resistencia a una plancha o la goma a una olla de presión, que lo mismo repara los desperfectos que dejó un accidente en un muro, que sube y baja un candil para cambiarle las luces y limpiarle los cristales, o sabe dónde conseguir la máquina para inflar los globos para la fiesta de los niños y cómo reparar la chapa que se quedó con media llave rota adentro; una de esas personas indispensables para que una casa funcione como relojito. Pues aquí no hay. Acá viene el fontanero y te hace un presupuesto que incluye el costo de esta primera visita, y si el problema está relacionado con asuntos de electricidad entonces hay que llamar al electricista para que haga su parte, cuando no al albañil para que cierre los boquetes indispensables para meter el tubo de reparación.
Un magnífico negocio sería traer de México una flotilla de milusos y poner una agencia de reparaciones en general, Agencia de Manitas, S.L., lo malo es que enseguida querrían cobrar como cobran los oficiantes españoles y tendrían que pagar los impuestos que aquí se pagan y querrían que sus hijos fueran a la universidad y aprendieran una carrera para quitarlos de esta dura vida del trabajo.
VARIOS DESNUDOS
(8)
DESNUDO
CON REHILETES
En el cuarto blanco
la modelo desnuda
sentada en una silla
hunde los pies
en una palangana
de agua humeante.
Los efectos del calor
le brillan en la frente.
El pecho
lleno de aire
se nutre del espacio.
El amor
le devora la boca abierta.
En el piso,
lacia,
una toalla floreada.
En una mano larga
la muchacha muestra
una pastilla grande de jabón,
pero como si la tuviera olvidada.
En la otra, quietos,
apresados,
dos o tres rehiletes
de colores.
A buscar alternativas
No puedo dejar de sentir una relativa orfandad. Estaba atado al cable de la vida que me daba el oncólogo; el ponía mi alfa y mi omega y yo me dejaba ir obediente por los caminos que él me proponía; los plazos entre una aplicación de quimio y la siguiente eran los espacios en los que podía regular mi vida; tantos días duran los efectos del medicamento, tantos tengo para recuperarme antes de que caiga el siguiente, de modo que puedo tomar vino con la comida, una copa de mezcal de vez en cuando, algunos excesos; tengo dos semanas para hacer músculo caminando por el barrio. Y así se regulaba una relación de dependencia que me hacía sentir protegido y en el buen camino. Ya desde la consulta anterior quedó apuntado que no habría más líneas de tratamiento de quimioterapia a las que acudir como no fuera repetir y recombinar algunas de las ya probadas, con el riesgo de que los efectos contrarios, que sabemos que son tan agresivos e inevitables, fueran más importantes que los posibles beneficios. Y son pocas las opciones porque algunos medicamentos son negados para repetirlos en mí porque me causaron reacciones alérgicas u otras formas de rechazo, por lo que no hay mucho de dónde escoger.
Ante un panorama tan poco promisorio más vale suspender la quimioterapia y aplicarse a la búsqueda de tratamientos alternativos. Y en eso estamos. Mi médico homeópata sigue quemándose las pestañas buscando el medicamento indicado que me aleje la tos y permita ver el panorama del pulmón con su adenocarcinoma adentro para ver por dónde deriva, en dónde lo podemos cercar, con qué llave podemos cerrarle el paso o cómo podemos llegar a un acuerdo de convivencia razonable con él.
Hoy la mañana se fue en ir a los análisis de sangre, venir a desayunar y regresar al consultorio a esperar mi turno con el doctor. Llevaba completo mi examen de conciencia que hago cada vez: qué dolores he tenido, qué molestias se han agravado y cuales han disminuido, qué constancia he mostrado para tomarme los medicamentos que me receta, y ahí sí tengo que confesar que soy bastante poco aplicado. Ahora, por ejemplo, me mandó tomar unas pastillitas de morfina que me ayudarían a evitar la tos y me devolverían la calidad de vida; las tomé nueve días y no noté ninguna mejoría, seguía tosiendo con la misma enjundia con que lo he relatado aquí de los peores momentos, de modo que desde antier dejé de tomarlas. No niego que tenía siempre presente el miedo de la dependencia; si estando uno en plena salud cuesta tanto desembarazarse de la necesidad de la droga, qué no será estando débil y disminuido como estoy. Aunque el doctor insiste en que la dosis era tan pequeña que era absolutamente controlable.
Pero bueno, aquí está la explicación de que sea tan tarde y yo esté apenas preparando la página correspondiente al día de hoy. Así hay veces, ya ustedes lo saben. Hoy tocó un reporte más o menos imparcial de mi estado de salud. Ya habrá sitio para otros entretenimientos.
VARIOS DESNUDOS
(7)
DESNUDO
CON ALAS
En el cuarto blanco
la modelo desnuda,
de pie,
abre los brazos.
Su pequeña boca
se sonríe.
Un proyector de cine
lanza imágenes
de muchachos desnudos
jugando en el jardín.
La pared blanca
recibe los colores tenues.
Los cabellos de la joven
en el aire
están de lado,
sueltos, abundantes.
Como que se va a lanzar
esta muchacha
en una carcajada
al cielo.
En sus pequeños pies
unas nuevas y delicadas
alas
van creciendo.
Nueva vida
Ya es domingo. Ya tengo el libro. Ahora la vida es otra cosa; dejo de ser la víctima obligatoria de Aeroméxico y de Iberia y extiendo la vara de mi elección a donde puedo decir esto sí, esto no, esto lo dejamos aparte para considerarlo después. Pero ya, si comprendo las clave de esta nueva sociedad de los viajeros que parten por partir, podré recobrar aquello a que renuncié cuando vine por vez primera a Europa convencido de que había perdido para siempre un modo de viajar que sería –así me lo imaginaba yo- mucho más acorde con mi alma, mucho más cercano a mi gusto y a mis intenciones; ¿yo que prisa tenía en llegar el mismo día de la salida de México a países tan remotos puestos en otro continente y con otros idiomas y otras costumbres? Ni competía con nadie ni tenía que hacer transacciones financieras que afectaran a la cadena global de oxígeno que mantiene vivas a las bolsas del mundo, ni tenía que comprar ni que vender nada que hubiera que despachar pronto porque fuera perecedero; lo mío era, y sigue siendo, una tranquila mercancía que se embodega sin riesgos en el fondo de cualquier mochila y no sufre ninguno de los agravios de la temporalidad.
Ahora todo es imaginarme, escoger en mi deseo esta o aquella ruta y esta modalidad de buque o aquella, la que más vaya con el primer soneto que se me aparezca en el panorama, y prepararme para cumplir con la parte activa del viaje, que no es comprar el billete y estar en el mostrador a la hora requerida, sino investigar, preguntar, imaginarme, leer antecedentes, calcular distancias, costos, tiempos posibles de desplazamiento. ¿Qué tal si llego a un puerto en donde no conozca a nadie ni sepa el idioma? Habrá que volver entonces a los gestos generales de la especie: cara de hambre, cara de sueño, cara de asombro, monedas en la mano y confianza en los demás. Y buscar en dónde se encuentra el barco que uno escoge y cómo se pone uno de acuerdo con ellos, con el capitán, para ver si tiene lugar y quiere llevarte. En qué lugar de qué puerto del mundo atraca para coger su mercancía y negociar con los viajeros del mundo que no quieren ir en avión. Y yo seré uno de esos ya desde este domingo, desde hoy.
Tengo que hacerme e la idea de que no hay que poner día exacto de llegada porque el mar está vivo y tiene un sin fin de entretenimientos para engatusar a las embarcaciones que lo cruzan, que los vientos y las corrientes y la flora y la fauna marinas toman parte en la realidad de lo que se mueve sobre el agua y esto ocurre en el tiempo, usa el tiempo, y si usa un tiempo determinado para una tormenta, por ejemplo, ya no lo puede usar para llegar cuando se le esperaba, sino otro día. Y pues ya que dejé de ser el sujeto pasivo de los viajes, me aplicaré a averiguar cómo hace uno para convertirse en parte activa y qué hay que ejecutar, cómo hay que comportarse ante algo que debí aprender cuando era jovencito y sano y estaba lleno de atrevimientos. Pero no importa –dice mirándose las manos- las manos todavía responden y no hay muchas cosas en la vida que no puedan hacerse cuando uno tiene la voluntad.
VARIOS DESNUDOS
(6)
DESNUDO
CON SERPIENTE
En el cuarto blanco
la modelo desnuda
sentada sobre sus piernas
mira al muro.
Color tabaco la carne,
ocres sus piernas
y sus costados.
Redondos y abundantes
y tristes son sus senos.
Y los cabellos lacios y negros
y ni largos ni cortos.
En su cintura
se agolpan los recuerdos.
Su perfil proviene
de las selvas del sureste,
lo conozco.
Color tabaco la carne.
Mira al muro,
misteriosa,
mágica,
levemente vacía.
En el muro (pintura)
una greca,
una serpiente estilizada.
Las puertas del mar
Luego de mi queja de ayer, de mi balido triste en medio del desierto como el de un cordero desprotegido, me manda Rodrigo Ambrís una información invaluable: un libro que es guía de viajes que, como pasajero, se pueden hacer por barco hoy en día a través de todos los mares. No sólo los cruceros turísticos, que abundan y que me parecen truculentos, falsos viajes, diseñados para sustituir una forma de conocimiento del mundo que se nos quedó atrás en el tiempo y de la que habemos seguramente muchísimos millones de personas que sentimos nostalgia –todo está diseñado en los cruceros para no enfrentarnos nunca a solas con nosotros mismos, para no reconocer la pequeñez de nuestras fuerzas abandonada a la mitad del mar sobre una estructura colectiva en la que cada quien tiene que hacer su parte para cumplir el propósito que es ir de un lado a otro, en la inteligencia de que se está retando a los elementos, de que se está ejerciendo el poder de la aventura y la habilidad colectiva para ir adelante como especie; en el crucero el propósito es estar, divertirse y no sentir nunca ni soledad ni peligro porque todo está controlado por la compañía que vende el servicio, que sería el equivalente a un hotel en la orilla del mar al que vienen las ciudades y los puertos de visita para que compres algunas chucherías de souvenir y pongas en tu lista que ya conoces tal y tal lugares-, sino la forma clandestina de volver a crear un sistema de viajes intercontinentales con sus riesgos, incomodidades y consecuencias, en otro medio que no sea el avión. Mi corazón se alegra y ya quiero tener las condiciones mínimas de salud necesarias para probarlo, para hacer una primera incursión.
Con esta ilusión se despierta andobas, mirando frente a sí una puerta que creyó que permanecería cerrada para siempre con la cancelación de los viajes comerciales de pasajeros por vía marítima el siglo pasado, y de repente la ve abierta de nuevo, como alguien que acaba de descubrir una nueva América; entonces se pone a considerar el panorama a corto plazo. -El próximo viaje que tengo que hacer está sujeto a que se me quite la tos y considerando que ya lleva casi nueve meses instalada en mi caja toráxica –dice para sí-, la expectativa puede no ser inmediata, ni nada que se le parezca, pero en un barco en medio de la mar y sin hacer vida social, ¿a quién le importa que tosa?, no es lo mismo que ir en una cabina de avión sentado junto a otras muchísimas personas toda la noche y tosiendo de un hilo sin dejarlos descansar. Así que lo siguiente es comprar el libro y estudiar la ruta que es un poco complicada porque hay que ir de Europa a Estados Unidos y no sólo, sino llegando del lado del Atlántico hay que ir hasta San Diego, en el Pacífico, lo que ha de implicar o aceptar que allí ya se puede tomar un avión para hacer ese recorrido o buscar un barco que le de la vuelta a medio continente y regrese cruzando el Canal de Panamá a la costa estadounidense. Todo es cosa de aplicarse y ponerse a estudiar. Y pensar en vías de escapatoria si el viaje no es bueno para mi estado de salud para poder acortarlo y tomar la vía expedita de los aires. Vamos, chico, ¡a aplicarse!
VARIOS DESNUDOS
(5)
DESNUDO
CON GOBELINO
En el cuarto blanco
la modelo desnuda
hunde la cara
entre las manos afiladas,
con rubor.
Por entre los dedos
escurre la sonrisa.
Su cuerpo,
delgado y pequeño,
se cubre casi a sí mismo.
Apenas
la aérea raíz de un seno
asoma al mundo.
La cintura
quebrada
como una rama frágil.
Pueden ser las 4 de la tarde.
Hay un gran florero
con crisantemos amarillos.
Y en la pared frontera,
el gobelino,
con un discreto unicornio
amenazante.
