Ficharon a Pe

Woody Allen ficha a Pe para su próxima película, decía El País un día de la semana pasada. Y nosotros sabemos que ha contratado a Penélope Cruz, porque Pe es el apocorístico que le da España a una de sus actrices consentidas, y que lo saque en su edición de internet el periódico como la noticia destacada de la tarde no suena fuera de lugar. Lo que extraña es el fichaje, o a mí me extraña porque sólo lo había escuchado en el caso de los jugadores de futbol. Al principio confieso que no entendía –sobre todo por mi falta de interés en el tema- a qué se referían cuando decían que tal club había fichado a tal o cual jugador. Ni siquiera me había valido la pena desarrollar la posibilidad de que le hubieran dado turno para ingresar a sus filas o lo hubieran puesto encima de una mesa de subastas; mucho menos que lo hubieran fotografiado de frente y de perfil con un número colgado del pecho e ingresado en los anales informáticos del combate a la delincuencia. Me pasaba lo mismo con el repechaje, que sigo sin comprender. Y de repente, con el uso del término en el caso de Penélope, se me revela el sentido del término: contratar.

Claro, ahora lo entiendo: contratar es un verbo que sirve para el oscuro mundo laboral, para los mortales comunes y corrientes a quienes una empresa contrata para que desempeñen un trabajo que seguramente podría desempeñar cualquier otro u otra que tenga una preparación y una experiencia similares, y en cambio fichar señala, separa, individualiza, subraya al sujeto laboral elegido como único para realizar determinada función. No sé desde cuándo se usa en los terrenos deportivos pero es la primera vez que lo veo usado en los artísticos; esperemos a ver si se traslada a otras disciplinas: Alfaguara ficha a Felipe Garrido, el Museo de Arte Moderno de México ficha a Juan Manuel de la Rosa, el Festival Cervantino ficha a Fernando del Castillo para su próxima edición… Más inesperado será cuando deje de tratarse de personajes vivos y se refiera a toda clase de personalidades: El Prado ficha a Tintoretto, Gredos ficha la obra completa de Plinio el Viejo, Hollywood ficha por fin al verdadero protagonista del Divino Rostro.

Ya en lo puro especulativo se me ocurre que en cualquier momento nos vamos a enterar de nuevas traslaciones del habla deportiva y seremos informados de que el pichichi de los novelistas en español es Arturo Pérez Reverte, el de los dramaturgos José Sanchis Sinisterra, o que el pichichi del cine es Michel Douglas o Brad Pit, y el de los artistas plásticos está siendo Gabriel Orozco; pero más me sorprenderá cuando abarque otros oficios y se dé por ejemplo la noticia de que el congreso venezolano acaba de fichar para pichichi vitalicio a Hugo Chávez. Uno no sabe las vueltas que da el idioma.

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