Ahora sólo quiero dormir, dejar de saber lo que fue la noche: naufragábamos, navegantes, no podía yo controlar la barca de mi adolorido cuerpo; todo era equívoco y tortuoso, punzaba y daba miedo, y no había adónde llegar, no había amanecer ni puerto en perspectiva. Sólo quedaba la profundidad como destino. Yo espero que este […]