No es esta la época del año adecuada para publicar calaveras pero son lo que sigue en el orden del libro. Las hice hace unos diez años y no recuerdo bien su circunstancia, ya tampoco puede ser nada trascendente, pero tienen el propósito de divertirme y de divertir a otros, además de continuar una tradición mexicana muy sabrosa que consiste en decir de personajes famosos, generalmente vivos, de acuerdo con sus rasgos sobresalientes, cuáles fueron las circunstancias de su muerte.
TOLEDO EN UN PREDICAMENTO
Lasciva andaba la Parca,
estaba medio jariosa
como tehuana ganosa:
en la mirada una barca
con su mástil como un dedo
que los dos mundos abarca,
y gritaba portentosa:
¡Vengo a cogerme a Toledo
ji ji ri ja jay ja já!
despacito, con escamas,
con un baldaquín de ramas.
Por mi cabeza que da
poca risa y mucho miedo
a caballeros y damas,
vengo por él, y ya está:
lo demás me importa un bledo.
Le haré probar una sopa
de su propio chocolate,
le quitaré el paliacate,
le quitaré carne y ropa
y le enseñaré mi credo:
creo en el corazón que late
creo en la promiscua tropa
y creo en Francisco Toledo.