Aparición tardía

Adrede me negué a escribir en la mañana. No tenía ganas. No pasé buena noche y un humor desabrido me tenía ocupado. No es que no pudiera, no quise. Para nada es que estuviera frente a mí con sus ojos vacíos la hoja en blanco y no pudiera leer nada en ella, como le sucede […]

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5 Se nos salieron las lágrimas cuando vimos sucio lo blanco de nuestros ojos. ¿Qué transparencia queda ahora para mirar el amor? ¿Cómo he de llegar llorando mugre a las sábanas blancas de mi amada?

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