PARTO DE MARIPOSA
Está saliendo de su capullo
una inmensa mariposa. (Antipoética
la frase, ¿no?)
Qué sorpresa presenciar un parto de sí misma
tan estrictamente luminoso.
Así se mira cabalmente dar a luz.
Un habitante de la ciudad no sabe nada de mariposas
ni de nada.
La ninfa en puridad del ser
se ha puesto en cuerpo ante la vista.
No sé el tiempo que habrá permanecido
haciéndose las alas
a costa de la piel peluda del gusano que entró
seguro de su discutible belleza
en el capullo
hilando con paciencia su sedosa baba.
Ahora es aire
y se le ha salido el espíritu a las alas.
Es enorme el bicho, tanto que provoca horror su cercanía,
pero sobre todo
llama la atención tal prodigalidad de los milagros
que no toman en cuenta la imaginación de uno.
La mariposa existe.
Ya.
La mariposa existe.