Trato todo el tiempo de que no se me olvide que este es un medio de divulgación novedoso, que aunque comparte características con otros, que me son muy conocidos, tiene también algo que le es peculiar y que es nuevo, para mí y para los demás: su simultaneidad universal y su completa gratuidad de sentido. Un blog es gratuito no sólo porque no cuesta sino porque es absolutamente arbitrario; no responde a ningún plan orquestado por nadie en un grupo económico, político, ideológico, o lo que sea; es completamente individual y se diluye, con la máxima naturalidad, en el interés personal que pueda despertar en los demás. Se hace y se deshace con la mano en la cintura. También la radio, la televisión y la prensa pueden ser simultáneas y universales, pero responden a intereses que van más allá de la creatividad y del deseo de los individuos y requieren de inversiones cuantiosas en equipo y en talento creativo.
Si se asoman ustedes al mapamundi que está al final de la página podrán ver en puntos rojos los lugares del globo en los que la página se ha leído en el día, y aun el lugar o lugares del planeta en que se está leyendo en este preciso momento. La mayor parte de lectores están en México y en España; luego, curiosamente, sigue Estados Unidos, en donde la presencia de hispanohablantes es cada vez más grande; en varios países de América Latina hay lectores constantes; pero luego los hay, cada vez más persistentes, en el resto de Europa, y en Asia y en África, y en Oceanía. Mis recursos de promoción están limitados a la piratería de directorios que hago en mi correo electrónico, al ingenio publicitario que pueda desplegar y al muy eficaz boca a boca, que ha ido agrandando el círculo de interesados.
Por eso me permito hablar de todo: lo que sueño, lo que me gusta comer o cocinar, lo que cuestan las cosas que compro, lo que me preocupa de lo que hacen los que están en los gobiernos, en cualquier parte del mundo; lo que leo, lo que pasa de las lecturas a la vida real, que es muchísimo más de lo que se imaginan quienes no tienen la práctica de la lectura. Incluso mi estado personal de salud me parece que es materia de esta bitácora, que es lenguaje apropiado.
Las páginas blog existen por millones. Cualquiera, en unos minutos, puede armar una. Tengo la sensación de que la inmensa mayoría se va quedando en el desván personal de quienes las hacen, como cuaderno viejo. Hay algunas que están asociadas a la prensa; éstas me parece que son de otra categoría, que son simplemente ampliaciones de columnas periodísticas, obligadas a decir lo que se espera de ellas.
Pero el género da para muchas reflexiones. Y a mí, la verdad, se me antoja su discusión.