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Carpeta

CARPETA

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Estaban mis ojos quietos, sin mirar,
flotaba yo nomás sobre los días.
Me ponía mi ropa, me bañaba, me negaba al amor,
comía y dormía.
Me parece que es fácil explicarlo:
en mucho tiempo no vino nadie a jugar conmigo.
No califico al amor, no tengo con qué calificarlo.
¿Cómo explico que no sé decir mentiras?
Tengo un pie puesto en la orilla de nada.

Mi abuela me invitaba al baño
siempre y cuando mantuviera los ojos cerrados.
Ahí me nació el espanto de no pertenecer,
ni a Dios, ni a tal país, ni a los amigos
y supe ahí cómo las miradas que uno se echa a sí mismo
percuden aunque tengan el mayor albor de la pureza
y manchan las palabras.
En lomos de la moral me lleva el diablo.
Así mejor flotar sobre la nata de los días.

Corzas

¿Acaso soy yo un cristiano nuevo que busca la redención?
Si me miro bien tengo una cara simple, me parezco a todos,
uso suéter, zapatos, palabras muy sencillas, automóvil.

¿Qué daño hice que me permito dudar de esta manera?

Tal vez me pueda comparar con el menor de los profetas
porque he visto lo que no existe
y le he dado forma, desmelenado y soez.

No sé, no son éstos mis días.
Lo cierto es que ya estoy envuelto en mi mortaja
y eso lo sabían mi abuelo y el abuelo de mi abuelo.

Arévalo

No, no es cierto, no estoy aquí para esto,
no sería razonable,
ni poético.
El juego tiene que ser de una dimensión mayor a todo lo que pueda pensarse.
Si me río abarco el universo de ida y vuelta
aunque no lo pueda ver.
Conste que estoy hablando de tocar lo imposible con la yema de los dedos.
Me iría desenvolviendo en millones y millones de anécdotas
hasta ser simplemente una pura palabra más espesa que el plomo
y más pesada.

Góngora

Así es que aunque no quiera estoy hecho una esponja.
¿Qué podrá ser lo que te permite entrar por la ventana
cuando quiero estar a solas con aquella que no me pertenece?
Quizás también hablo del alma.
En un rincón está tu otra mitad marcándome los modos.
De nada me sirve tenerla enfrente y jugar con ella a modelarla
si a cada lado aparece y me envuelve lo que tú no fuiste.
¿Entonces qué podrá ser el amor?
Porque no es otra cosa lo que quiere llamarme la atención.
Y yo no entiendo,
ay,
no entiendo.

Byron

Me miro desde arriba, ándale, me dejo verme
y abajo no hay otra cosa que artimañas.
Yo provengo, ya lo veo, de un cielo bajo que no contiene estrellas
pues si miro hacia arriba tampoco encuentro nada.

¿Qué carajos es esto, entonces, tan cargado de humano
que los sentidos no alcanzan a mostrarme del todo?

Por eso estoy furioso, claro,
por eso soy artrítico y borracho,
me han estado mintiendo hasta dejarme en el puro esqueleto
que yo echo a bailar desde ahora para siempre.

Maciel

Entonces sí que puedo imaginarme lo que quiera,
no es mi espíritu sino mi carne de palabras
y es larguísimo el ciclo de la vida.

Yo vine aquí a cantar, eso es.
Existen los demás.
¿Qué me importan a mí el amor ni la muerte?

Puedo usar a la luna de sombrero
y fumarme a la mitad de la noche
todo el miedo que tuve desde niño.

Estoy contento, nada más.

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