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La iremos haciendo piedra a piedra
hasta que no quede más remedio
que llamarla casa.
Luego la enseñaremos a cruzar los ríos,
crecerá como un animal,
será perfecta.
¿Qué sueño habrá en la ciudad
más rico que su sueño?
Gimiendo nos pedirán posada
los altos agapandos,
hospedaremos al sol como un rey
en los pisos superiores,
y arriba nosotros, mirando la ciudad,
nos amaremos en setenta posiciones
hasta que la casa se caiga
despedazada por la dicha.