Días de pájaros

Ay amigas, amigos, personas de la Tierra, qué resentida va a quedar esta página después de estos días porque, claro, no me puedo concentrar, no tengo cuerpo para ponerle la libra de carne que pide todos los días; apenas un pellejito me va quedando para darle la similitud de algo vivo. Pero fíjense ustedes: me levanto con las consabidas quejas con que habitualmente empezaría a elaborar la lista de letras de donde voy escogiendo y me encuentro con que ya mis hijos andan tomando café, contestando sus correos, leyendo las novedades de sus entornos respectivos, y si ya se levantó papá, vamos a charlar un poco, si para eso estamos tantos miles de kilómetros asombrados con los horarios cambiados y las luces a deshoras. Yo entonces me voy a otras esferas en donde empiezo a contarles cosas y a usar lo que iba a compartir con todos; que si me acuerdo de esto, que si de aquello, lo que he visto, lo que me sorprende, lo que ocurre bajo la manga del saco de los que cuentan las noticias. Se pasan las horas y ya necesito ir a descansar un poco cuando veo, desacompasado de mí, que no he escrito mi diaria obligación portuaria, que no acabo de construir todavía el atracadero de esta barca sin remos que es la mía.

Entonces vengo y digo, bueno, todo el que tenga cáncer y viva en el extranjero y vengan a visitarlo sus hijos alarmados por la cercanía que todos tenemos con el mismo gesto, entenderán que me distraiga y me cosquilleen los ánimos; pero no es por pereza ni descuido sino un espíritu como un globo a medias desinflado. No sé de las noticias mucho más que la reseña del telediario de anoche del primer día del congreso del partido de la derecha en donde los moderados parecen irle ganando el pulso a los radicales; emocionante y normal para quienes nos apasiona el juego, incomprensible para los ciudadanos que luego no saben ya ni a quien creerle.

Tengo metidos en la nariz los tubitos del oxígeno y con eso le voy chupando la savia al aire. Duermo todo jodido porque no más duermo de un lado y acaba por dolerme. Y andamos buscando y preguntando por tratamientos alternativos con que alargar la inútil ilusión de que volveré a salir corriendo en las mañanas a tomarme un café precipitado mientras llego al compromiso. Y volteo y como mi compromiso es éste trato de aplicarme y sé que no me queda más que pedirles que entiendan que andaré distraído algunos días.

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