Mensaje breve

¡Las horas que son y yo sin escribir una letra! Trato de sacarlas pero salen con carne. Y al arrancarlas queda un poco feo alrededor. Disculpen. Después de tres o cuatro días por fin dormí horas seguidas; bastantes. El cuerpo se engolosina y quiere seguir como si anduviera apenas conociendo el país; qué ponerse a escribir ni qué nada; cerrar los ojos, acomodarse otro rato a tan buen predicamento. Ay, qué sabrosito es quedarse así. Sobre todo porque lunes, martes y miércoles estuve en el hospital recibiendo unos fuertes chingadazos de quimioterapia –un ciclo nuevo que apenas empezó- y la cantidad de medicamentos asociados tienen la particularidad de que me dejan radicalmente negado para dormir. El colmo fue de martes a miércoles en que ni esas medias horas que solía quedarme sin bandera me cuajaron. Y no sólo me tienen despierto sino que saquean todos mis rincones donde guardo la energía, incluso la de reserva, ¿a quién le extraña que quede hecho una piltrafa?

Pues así estoy y no quiero contagiarlos, de modo que seré breve. Calculo que en tres o cuatro días pasarán estos efectos y como ya pude dormir seré un titán de nuevo y emprenderé las tareas pendientes, que son las del orden festivo: tengo que hacer la tercera llamada y sobre todo, imaginar los rituales, las palabras que habrá que decir el mero día, la situación en que se digan, ante quién y quién, y lo que es más difícil, decidir si sigo escribiendo a lo tonto una página como las que han aparecido -y vosotros habéis sufrido- durante todo el año o me impongo una tarea determinada que me obligue a construir estructuras, pirámides, vías de comunicación, coordenadas que acaben por mostrar el llamado tejido de la realidad que debe tener todo acto de creación.

No sé, no me hagan caso, estoy desvariando y se me van solos los dedos, acostumbrados a un cierto número de palabras que todos los días amasan para este horno. Aquí lo voy a parar y me voy a acomodar de ladito otra vez, a ver si la misericordia combinada de la química y el sueño pueden evitar que accesos de tos como el que acaba de darme en este momento, tiren del diafragma como si tuvieran frío y con él se quisieran cobijar.

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