TROPEL
Lo que hay debajo del incendio,
lo que bulle en el rescoldo
y atañe al origen de los fuegos,
es sin duda la célula preciosa del deseo.
Ahí está y es lo que brilla,
aunque se noten más las llamas.
Y no dura más la causa que la lumbre:
permanecen lo mismo pero son distintos.
Arde magnífico el fuego
pidiéndole al entorno que se humille,
entra todo en su voraz materia
y adentro se transforma en su contrario.
Pierde ante el deseo su imagen
todo lo que toca el ojo incandescente,
un embudo es el fuego en donde escurre
y se condensa la carne palpitante,
la roja maravilla de la boca,
la humedad encendida de los ojos,
la persona, la cosa que camina,
el animal de la belleza.