Chin; espérenme tantito porque no pensé con qué poemas sigo. Tengo un libro inédito de hace muchísimos años y tal vez esta sería la ocasión de publicarlo pero tengo que serenarme y pensar. Al rato les digo.
…Pues sí, lo voy a publicar. Se trata de veinte estampitas en prosa que escribí hacia 1990, para mí absolutamente atípicas; las publiqué con el seudónimo de Alita Allis en el suplemento Sábado del periódico Uno+Uno, que dirigía Huberto Batis. Pasaron tan sin pena ni gloria como me imagino que pasarán ahora pero en todo caso son parte de la documentación que ya voy viendo que está quedando en este sitio virtual. Un día, de todos modos, el servidor que nos ampara decidirá venderle la empresa a una más poderosa y aquella pensará que los que no paguen la tarifa que se imponga deberán desaparecer; como yo probablemente ya no estaré para andar pagando nada, todo haga pluf y no quede más que el instante fugaz en que alguien crea haber leído estas Praderas de Alita Allis, que así se llama la colección.
A LA CARRERA
Oh cuántas veces, mientras ustedes bajaban todos juntos utilizando el elevador, yo me eché a correr escaleras abajo y me detuve risueña ante la puerta de él, que con sólo mi anhelante silencio sabía que yo estaba allí, y al hacerme entrar en su departamento comenzaba a besarme con tal premura en la boca y en las mejillas y en el mentón, y a lamerme las orejas al tiempo que me levantaba el vestido y me acariciaba con urgencia bajándome la pantaleta e inclinándome para penetrarme desde atrás jalando mis caderas con ambas manos, como si fuera una cosa, una máquina de derrotarlo, y yo salía y llegaba abajo corriendo sin necesidad de darles ninguna explicación, como si algo sin importancia me hubiera entretenido un par de minutos en el camino.
