Relación de hechos

Milagros se portó como de costumbre, como una reina. No me queda más remedio que hacer relación de los hechos de ahorita. Me tomé un somnífero fuerte cerca de las doce y a media noche me dormí con la esperanza de durar varias horas en ese alucinatorio paraíso de los sueños, pero apenas pasadas las dos sentí unos dolores intensos que me sacaron de donde debía permanecer mucho rato todavía, unos en el maxilar derecho y otros en la espalda. Los del maxilar ya sé que se los debo a un medicamento que me han puesto asociado a la quimioterapia y que precisamente allí es donde la da por afectar de manera negativa, y los otros, los de la espalda, en mi inconciencia bruta se los achacaba al doctor que antes de ayer me hizo las punciones en el pulmón para sacarme el líquido que, supuso, con base en la radiografía, tendría yo allí acumulado, aunque, como ya había dicho, no tuve nada. A esas horas, ¡almamía!, Milagros se levantó a calentarme una y otra vez un cojincito para aplicarme fomentos en la cara; ya que fui despertando me di cuenta de que lo que me dolía era el afectado pulmón, en donde también me aplicó la misma terapia de calor, y la más importante, la de su solidaridad, hasta que los padecimientos se agorzomaron y me pude relajar para volver a dormir. Entre esto y aquello el resultado es que dormí varias horas, ¡aleluya!

Y como pasa siempre, porque esa es la condición humana, ahora lo que quisiera es seguir durmiendo, pero como nada más duermo acostado de un lado acaban despertándome los dolorcillos de huesos del cansancio de estar en la misma posición, y allí sí ya no puedo seguir porque ante el dolor ya ven que todos nos achicamos. O nos despertamos. Bueno, a ver si al rato me puedo echar otro sueñito porque me quedé con los bigotes enmantequillados; o sea, pues, que me quedé con ganas de más. Ah, pero lo que les quería contar es qué chistosita es la mente, porque cuando me desperté por la mañana respiraba perfectamente sin sentir que me faltara aire ni que necesitara mayor ventilación, ni nada por el estilo, pero apenas hice conciencia de ello comencé a respirar con dificultad y a pensar que cómo no tenía yo un tanquecito de oxígeno a la mano. Ah, y que Milagros se despertó conmigo en cada despertada, pendiente de que no me volvieran los maldecidos dolores que tanto me laceraron cuando estaba bajo los efectos del somnífero y  tanto trabajo me dieron para entender que una cosa era el sueño y otra, muy incómoda esta vez, la realidad.

Pero en fin, volvemos a una cierta normalidad después de la crisis que me impidió escribir la página de antier. De lo que me di cuenta luego de que dije que llevaba cerca de quinientas páginas escritas en igual número de días es que también llevo publicados el mismo caudal de poemas y todavía quedan, entre los publicados, para seguir por lo menos este año. Creo. Y si no, pues hago otros, válgame; ni que no pudiera. Y estoy feliz porque mañana llegan mis hijos a visitarme. Luego les cuento.

Entradas creadas 980

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba