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EL QUE CANTA, CANTA

Ahora comienza una serie de poemas, la mayoría breves, escritos en torno a 1968 y 69 y publicados en una compilacion que se llama Poesía 1963-93. Muchos carecen de título, los publico tal como aparecieron.

Entre la noche y el día
¡qué misterio, carajo, qué misterio!

Urna cerrada de la luz, ábreme las compuertas.
Vengo del huracán,
hollado por los escombros:
partes de coche, conservas, esqueletos tranquilos, ramas,
callejones oscuros para que dos se presenten al espacio,
costales de pan, perplejidades.

Ya no tengo nombre, ni nadie que lo use.
Hoy amanecí plantado en el misterio.

Cantos rodados, 5

Los días se me desmadejan, como bolas de estopa;
Se revuelve el hilo sin que nadie sepa ya si tiene puntas
O es todo un continuo filamento que anda escondiendo
Su principio y su final en un desbarajuste de intenciones.
Ya no sé ni en qué creo ni en qué dejo de creer.

Mudo de hábitos y horarios con cada cambio de medicamentos;
Me renuevo por completo a cada rato, como si quedara plazo
Suficiente para experimentar hazañas de salud que se me ofrecen
En bandejas de plata o en tacitas mamonas de cristal cortado;
Tomar una que al hígado compensa mientras remonta en crudo
El líquido interés de los riñones, por decir lo menos acerca
De vejigas y aparatos, y verme inaugurar a cada paso
Versiones nuevas de mi vieja persona descompuesta.

Ah, qué días. Quién se iba a imaginar que estar enfermo
Era tanto sofisma divertido y tantas rebatingas de farmacia,
Cuando debiera ser asunto de traje y de corbata, uno debiera
Presentarse en su sociedad particular con las mejores galas
Para anunciar, señoras y señores, tuvimos un percance de operación
Pero ya estamos en camino para encontrar la solución perfecta,
No se apuren, en unos periquetes encontramos la trama
Y retomamos las trazas de la historia tal como iba, y ya,
Como si nada. Ya los médicos están en eso y nadie tiene dudas,
Hay un antecedente y lo que sigue estaba ya previsto y diseñado,
Y aquí lo presentamos para todos ustedes: el genoma humano.

Pero estoy aquí más bien revuelto y confundido, como el hombre
De los libros de caballerías que perdió la senda y se metió en sí mismo.

El problema es ahora lo que sigue.
Como ya está cantada la palabra
Ya bajarse del cáncer no se puede;
Aquí estamos ya puestos y ni modo;
El adenocarcinoma se devora un pulmón
Sin miramientos y produce –y aquí es donde confunde-
Dolores de distintas calidades y sustancias
desembonadas entre sí, causando estragos
De tan amplia cuantía, y con
Tal desastre en mis costumbres
Que me encuentro morado de vergüenza sin saber
Ni dormir ni despertar, ni estar sereno o exaltado,
Sin saber ya si es hambre, si es deseo,
O si es nada más la rueda de fortuna
De la que uno se baja buscando un poco de aire
Que meterle a la sangre
Porque ya el respirar se dificulta.

… Y DOS DOCENAS

Con éste se acaba otro libro: Varios desnudos y dos docenas de naturalezas muertas. Todavía hay bastante material, de modo que seguiré publicando un poema distinto cada día. Y seguiré con el canto épico hasta donde se pueda. Luego, veremos qué dicta la ocurrencia; total, mientras amanezca…

(24)
NATURALEZA MUERTA
CON TORTILLAS

Sobre la mesa café
una calaverita tallada en hueso.
Adentro de una nuez,
perfectamente abierta con bisagras,
un paisaje lacustre
con canoas.
Una aguja de arria
ensartada con su ixtle.
En un retablo dorado
una madona con el niño.
La luz,
bien plana,
como de gas neón.
Una cajita de cartón azul
vacía y destapada.
Un reguero de notas musicales.
Sobre un pedazo de polietileno
lleno de rocío,
la torre de tortillas
blancas redondas,
pacientes,
desabridas.

Cantos rodados, 4

Imagínate a aquel que vuelve de la calle y tiene
sesenta y cuatro años consigo metidos por doquier;
depende en qué generación pero podría decirse
que ya es viejo, aunque hace dos o tres, él mismo
se sentía tan joven como cualquiera; y vuelve
pensando en lo bueno que sería sintetizar
la vuelta a la manzana que acaba de hacer
apoyado en el brazo de su hija. Es imposible.
Cada paso es ahora un universo; y son mil años
Sujetos en leves movimientos de gran significado.

Necesito activar esfínteres y aflojarme la presión de
la cintura; no tener nada que oprima ni confunda;
pero no es tan fácil, lo que es tan fácil no es tan fácil:
hay que borrar cualquier preocupación y concentrarse,
la timidez de la tortuga jamás tuvo mayor recelo
como el que hoy compite con el trino de gas de un pajarillo.
Y esta selva incomprendida ha de encontrar su ecuador
En poco tiempo. El impulso se esfuma como magia
Y ya de nada sirven razón y pensamiento.

Entonces medita el viejecillo: qué chistoso, unas palabras
Salen de una manga y otras de otra, como si fueran
Las barajas marcadas de un tramposo que está enseñando
Truquitos que llevó a las fiestas a entretener a los niños
Con pases de ilusionista. Pero me canso pronto.

Si entendiera yo la mecánica del cáncer,
Su encanto metabólico, sus derroteros,
Y pudiera cruzarme en su camino a pararle madrugada
Antes de que me imponga sus disfraces y me envuelva
Con sus densos dolores de animal incontrolado.

Una arruga de pesar me incordia.

Vuelvo a mi regreso del paseo. La edad es lo de menos,
Lo jodido es el cáncer. La pérdida rosada de un color
Que incendiaba el horizonte y se va deslavando
A medida que el cosmos que lo contiene disminuye
Y todo se hace aguado y poca cosa. La noche se avecina,
La memoria se alborota. Las piernas casi no me aguantan.

… Y DOS DOCENAS

(23)
NATURALEZA MUERTA
CON CÁMARA FOTOGRÁFICA

Sobre la mesa café
un juego de dados blancos:
un rey, un nueve, un as,
lo que sea.
Sobre el tapete verde
una baraja,
tres o cuatro vasos,
tres o cuatro alterillos de monedas.
La bruma se ve bien
porque la luz es sólo un haz.
Una caja de madera,
como muestra para muerto,
de dominó.
Alguien dejó su llavero,
pletórico de posibilidades,
en una esquina de la mesa.
Los ceniceros están repletos.
Dos platos de botana
exhaustos.
En el mero centro,
sobre el tripié giratorio,
girando,
una negra cámara de retratar.

Cantos rodados, 3

¿He contado los días tan alargados esperando echado
a que pasara el efecto desagradable de los medicamentos?
No, no lo he contado. No lo he contado porque no tiene miga
Y es inútilmente laborioso narrar la espuma de un comportamiento
Que se va deshaciendo conforme pasan los trozos de tiempo.
En la cocina hay ejemplos de sobra de cómo se deshace una
Clara batida hasta volver a ser charquito al fondo
Cuyo prestigio es irrecuperable. Qué feo se deshace cada
Mundillo compuesto de aire, movimiento y casi nada.

Claro que aquí estamos hablando de problemas serios,
De transformaciones en el comportamiento del cuerpo
Que cimbran la estructura cuando empieza a darse cuenta
Y se cuela la cocina como pudiera encorralarse el ánimo de confesión
O las memorias de niñez o cualquier tema cuyo primer requisito
Sea aparecer en la masa de palabras con que estás jugando. O
Se cuela en la pastilla que te tomas para cerrar capítulo.

Una palabra no viene porque la necesites, viene porque
Le da la gana, porque andaba por ahí, porque está chula
Y ya sea que se acurruca modosa a que la mimen
O se planta con sus patitas abiertas y la frente alzada a retar
Al pobre trabajador que quiere acomodarla en su sitio
Antes de que se le desbalague y comience a crecer a vista
De los viejos doctos que observan por oficio
Cada página que se escribe en el mundo, sea cual sea
La lengua, el tono, el interés, la época en que se hace.

Sí, Susana es la bella que se baña y los viejos, -en ella
Estaba pensando, que es la página limpia que se escribe-
Y los viejos, los viejos que la están mirando con la intención aviesa
De acabar acusándola de adúltera por no querer con ellos,
Pobrecitos, ni aunque se la quieren repartir lo logran.

La pastilla de dormir no encuentra sitio, se esparce líquida
Por el tablero de letras que retozan en el juego. Escurre. Y caigo.
Me quedo profundamente dormido. Chin, perdóname, que ya no…

… Y DOS DOCENAS

(22)
NATURALEZA MUERTA
CON ASPIRINAS

Sobre la mesa café
una lámpara cuadrada
con pantalla op-art.
Acaba de caer
en la palangana llena de agua
alguna piedra
porque aún se ven
los círculos concéntricos.
hay mucho que ver
en este cuadro:
la luz, en grecas,
sugiere una infinidad de objetos
de placer.
El sepia es el color primordial
de los misterios.
Hay un pequeño cubo de espejos
que se lo traga todo.
Y puestas al derredor de una estrella,
formada con minúsculos astros de metal,
una limpia docena de aspirinas.

Cantos rodados, 2

¿Es un naufragio? La enfermedad no es mar por más profunda
que sea. O sea que no es naufragio. No hay cómo avalar
ese recurso si es que te gustaba el símil para algo -me dice-.
Un naufragio sería si los globos pulmonares repentinamente hundidos
hubiéranse anegado y ahora aunque jalaran con anhelo
un agua general que los tuviera invadidos les impidiera respirar.
No es eso. Es por adentro. Es algo que al pulmón le estorba,
Algo de carne, algo de células macizas que adentro le ha crecido.

Respira la nariz, acostumbrada como está a no saberlo, y siente
Que le falta liquidez de todos modos, que digan lo que digan,
En el traspatio de sus intenciones hay una resequedad superior
A lo esperado, ¡qué monserga!, un sentir agobio de desierto
Que te lleva a elaborar la asociación con el naufragio: ¡Me ahogo!
Y aunque no quisieras decir tales palabras, ya salió de tu boca
La voluta o salió de tu intención la coma que dejó hacia arriba
La propuesta verbal y ya ni modo de echarse para atrás: es agua.

Así es que déjame decir lo que quería:
Todo está más o menos en su sitio y de repente
Siento que me falta el aire, que quisiera
Respirar con más amplitud y que ese espacio
Fuera más extendido para todos lados, y eso
Se traduce en dolor en el pulmón derecho, el afectado,
Y donde duele es bajo el costillar, que ha estado
Contrayéndose sin tregua desde que la repentina tos
Minó la entrada de la cueva y toda
Se ha llenado de tierra y de cascotes. Este mundo
Se derrumba en el sitio de la entrada, y polvo,
Muchísimo polvo invade lo que ahora son secas galerías.

De manera que explícame, aplicado lector, por qué me equivocaba
Cuando dije que esto era un naufragio, o en qué fallaba yo,
porque enseguida saltó mi profesor de adentro a regañarme:
-que no digas cualquier cosa, ya te he dicho,
Y luego salgas a buscar respuesta; irresponsable -sermonea.

Es un naufragio. También en esas líneas anda el cáncer
Como un locuaz reflejo del agua en las estrellas, que se ríen.
Por más que uno quisiera distanciarlo, está en las ocurrencias
Que saltan de repente al vacío belicoso de la hoja, ésta, blanca,
En la que va dejando estos incómodos días –maldita enfermedad,
Abusas- la constancia fatal de su naufragio.

…Y DOS DOCENAS

(21)
NATURALEZA MUERTA
CON LANZA

Sobre la mesa café
un escudo de heráldica.
Una biblia
empastada en cuero negro.
Un juego de pistolas antiguas
en su estuche de terciopelo.
Todos los colores
están serios, sobrios.
Una postal
con perro dálmata.
Una caja de varas aromáticas
de China.
Adentro de una gran copa de cristal
una inefable salamandra
nada en el agua del absurdo.
Y tal como una aguja
se deja ensartada en la costura,
así está la lanza vertical
atravesada
en la tela delicada
de este cuadro.

Inmersión, cantos rodados, 1.

¡Qué alegría! ¡Qué ale–pinche-gría!
¡Cuatro horas pude dormir de corrido! ¡Sin despertar
y sin dolores!
¡Aleluya!
Lo que tiene tanto aprecio es el dolor, ya veo; por eso
Se paga tan cara la tortura. Ya lo voy entendiendo. Yo, yo, yo,
Me desperté hoy contento.

(Todavía entrenan a los policías en muchos lugares para que hagan
ese inútil trabajo que les quita tiempo a unos y otros
y no sirve para nada. Te sacan la verdad bajo tortura;
al día siguiente todo el mundo lo sabe y de nada sirvió
lo que dijiste, ni aunque fuera cierto, ¡qué tontera!

Falta mucho de narrar –les digo- pero todo se me olvida, ¡todo!
Ni la prosa me sirve para envolver las cosas
En el celofán de la memoria. Se me desvanecen;
Lo de ayer pierde cuerpo enseguida, tengo
Una tendencia a espiritualizarlo todo; reacomodo
La pedacería para rehacer un cuerpo que me sirva de ejemplo,
Y todo es inútil, ¡todo se me olvida!, como si estuviera
Ensayando para el acto siguiente
En donde aparezco ya por evanescente y soso,
Convertido en puñitos de palabras más o menos ordenadas,
Primero muy sentimentales y ya luego desvaídas,
Que los demás van usando para poder separarse rápido
Y volver a sus ocupaciones.

Por eso no puedo contar el trance aquel, el sufrimiento
Interrumpido, el analgésico oportuno, la droga aterradora;
Pero imagínate, ¡tres años! Y recién casados. Tuve en muchas ocasiones
Que abandonar la olla y la cazuela, y se quedaron sin hacer
Pucheros y cocidos. Qué de verduras se pudrieron
En la caja del refrigerador. Pienso que cualquier día de estos
Me voy a levantar, todo olvidado, lleno del vigor que necesito
Para ponerme a hacer las cosas que he dejado pendientes.

Y hoy no sé, desperté con más de cuatro horas
Dejadas correr bajo el cajón de dolores de la espalda sin mojarme
Y dispuesto a emprenderla de nuevo otras dos horas, sin contemplaciones.
¡Duérmase, mi rey! Acomode su cabeza aquí
y que esta almohada suave y mullida me lo lleve al cielo a entretenerse
con puras cosas bonitas, ¡ándele!

¡Qué ale-pinche-gría dormir bajo los ojos!

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